Educación social

Concepto

La etimología latina del término educación nos sitúa, al menos, ante una doble acepción semántica: de un lado, la que toma como referencia el verbo educare, que significa criar o alimentar; de otro, la que se remite al verbo educere, con el que se nombra
la acción de extraer, sacar a la luz o guiar hacia fuera.

En ambas lecturas han puesto énfasis, desde antiguo, las concepciones más esencialistas de los teóricos de la educación, vinculando el acto y el efecto de educar a dos procesos supuestamente convergentes en el desarrollo humano:

• En primer lugar, el que invoca la necesidad de orientar a los individuos en su adaptación-acomodación a las realidades (sociales, culturales, ambientales, etc.) en las que se inscribe su vida.

• En segundo lugar, el que aspira a aprovechar las potencialidades (intelectuales, emocionales, morales, etc.) de cada persona, para favorecer su perfeccionamiento y el de la sociedad.

Acentuando sus respectivas capacidades, la expresión educación social comenzó a utilizarse –de forma explícita– en el vocabulario pedagógico de las primeras décadas del siglo XIX, poniendo de relieve la importancia que debe concederse a determinados valores y problemáticas en los procesos de socialización familiar, escolar, etc., sobre todo en la formación de niños y jóvenes en situación de riesgo o vulnerabilidad social.

En la actualidad, la educación social remite sus prácticas a un amplio conjunto de iniciativas, experiencias y acciones educativas que, teniendo como soporte diferentes procesos y realidades sociales (grupos, comunidades, instituciones, programas, etc.),tratan de afrontar necesidades y problemas que surgen en la vida cotidiana de las personas, desde la infancia hasta la vejez, mediando o interviniendo activamente en la mejora de la convivencia, apelando a los derechos y deberes inherentes a la condición ciudadana.

Una educación que, para la Asociación Estatal de Educación Social (ASEDES) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES), se define como un «derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando: la incorporación del sujeto a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social; la promoción cultural y social, entendida como apertura a nuevas posibilidades de la adquisición de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social» (ASEDES-CGEES, 2007: 12).

Análisis

Como ha venido sucediendo con otros conceptos sociales, controvertidos y discutibles (Carr, 2003), los usos cotidianos de la palabra «educación» la han ido asociando a un vasto repertorio de atributos que adjetivan o sustantivan la naturaleza y alcance de sus prácticas socializadoras, en distintos contextos y circunstancias.

Así observamos que hoy la educación afirma su caracterización como un derecho humano fundamental para la formación integral de la personalidad de los sujetos y, consecuentemente, para su participación activa –libre, consciente, crítica, democrática, etc.– en la construcción de sociedades que progresen en los ideales de la paz, la equidad y la justicia social.

Una educación que permita a los individuos comprenderse a sí mismos y al mundo que habitan, en un quehacer cívico cuya extensión a lo largo de toda la vida (Delors,1996) habilita múltiples oportunidades para el aprendizaje y la convivencia, más allá de las que procura la escolaridad, por muy importante que esta sea. Una perspectiva que, además de reforzar la identidad «social» de la educación, como una práctica que se hace en, por, con y para la sociedad, en todas las sociedades, posibilita su lectura como una «educación» social, comprometida con la compleja y desafiante tarea que supone educar y educarse en sociedad.

Asumiendo la importancia de la educación en la transformación de las realidades individuales y sociales, las prácticas que promueve la educación social compartenobjetivos y criterios de actuación definitorios del trabajo social, en el que los educadores sociales y los pedagogos sociales confluyen con otros saberes disciplinares y prácticas profesionales, articulados en torno a la acción-intervención social con la decidida voluntad de dar respuesta a las necesidades de la población. Con este afán,fundamentan sus principios epistemológicos, metodológicos y aplicados en la pedagogía social: una ciencia pedagógica que, al identificar como su objeto de estudio formal y abstracto la educación social, proyecta sus inquietudes científicas, académicas y profesionales tanto en el conocimiento de la dimensión social de la educación como en las dimensiones educativas de lo social (Caride, 2005).

Implicaciones

Si en sus inicios los ámbitos o áreas de acción-intervención socioeducativa estuvieron focalizados en la educación de adultos, la animación sociocultural y la educación especializada en inadaptación y marginación social de niños y jóvenes, actualmente se prolongan en otros campos y actuaciones, para los que la lectura es un factor clave, como son: la educación familiar, el desarrollo comunitario, la educación inclusiva, la educación intercultural, la formación laboral y ocupacional, la educación del ocio, la educación para la ciudadanía, la educación ambiental, etc. Entre otras, deben significarse las contribuciones teóricas, metodológicas y prácticas que vinculan la educación social al teatro y a la animación teatral, ofreciendo materiales, actividades, recursos, procedimientos, técnicas, «entre las que destacan la improvisación, el juego de roles, la dramatización, los juegos de expresión oral y corporal o la escenificación, que nos proponen múltiples posibilidades en el plano de la creación, la difusión y la recepción… en todo tiempo y lugar, y orientados a los colectivos más diversos» (Caride y Vieites, 2006: 15).

Referencias

ASEDES-CGEES (2007): Documentos profesionalizadores. Barcelona:  ASEDES. Accesible en: http://www.eduso.net/archivo/docdow.php?id=143 

Caride, J. A. (2005), Las fronteras de la Pedagogía
Social: perspectivas científica e histórica,
Barcelona: Gedisa.

Caride, J. A. y Vieites, M. (coords.) (2006),
De la educación social a la animación teatral,
Gijón: Trea.

Carr, D. (2003), El sentido de la educación.
Una introducción a la filosofía y a la teoría
de la educación y de la enseñanza, Barcelona:
Graó.

Delors, J. (dir.) (1996), La educación encierra un tesoro: Informe a la UNESCO dela Comisión internacional sobre la educaciónpara el siglo XXI, Madrid: Santillana-UNESCO.

 

Fecha de ultima modificación: 2014-02-25